domingo, 24 de mayo de 2009

La conducta cívica de los peruanos

Pareciera ser que en nuestro país el hacerse los desentendidos frente a las corrientes de influencia extranjerizantes, no es problema de quienes dirigen nuestra nación, por que hubieran optado por tomar medidas educativas referentes a las distintas modas, costumbres y respeto por los símbolos patrios.

El día de hoy, viernes 22 de mayo del 2009, en el distrito de Lurín, departamento de Lima, en circunstancias que me dirigía a realizar compras a una bodega cercana a mi domicilio, me encontré que se había instalado un circo, y que alrededor habían autoridades municipales, de defensa civil y policiales, los que discutían sobre los permisos correspondientes de funcionamiento de dicho circo; en tales circunstancias, al observar mi presencia y que tomaba fotos, percibí la incomodidad de dichos funcionarios los que se acercaron a preguntarme cual era el motivo de dichas tomas que realizaba; en esos momentos les hice presente que me había llamado de sobremanera que en las partes altas de la carpa hubieran dos banderas izadas; una de ellas, Peruana en muy malas condiciones desteñida, sucia y rota; y en la otra asta, una bandera de los Estados Unidos de América en perfectas condiciones e incluso mas grande que la nuestra. Lo sorprendente fue que el funcionario municipal de apellido Mejía, que se acercó a indagar el motivo de mi presencia, le manifesté que estaba sorprendido que no tomaran en cuenta la imagen que daba nuestra bandera con respecto a la bandera americana, dicho funcionario me manifestó que eran simbolismos y que mas importante era el permiso municipal y de defensa civil que ellos exigían.

El no contar con el permiso, es falta administrativa, pero poner en un lugar de espectáculos dirigido a niños, adolescentes y adultos, la bandera de su patria en malas condiciones como antes he descrito, es una ofensa a nuestra nación, sin embargo, ninguna de nuestras autoridades se percató de este hecho ¿Qué formación cívica tienen nuestros funcionarios y autoridades? un hecho de tal magnitud sería severamente castigado en cualquier parte del mundo, sin embargo, en nuestro país es un incidente sin mayor importancia.

¿Cómo podemos pedir progreso, si los peruanos no queremos nuestra patria y optamos por corrientes extranjerizantes? Se ha vuelto costumbre que niños, jóvenes y adultos vistan camisetas con banderas americanas y eslogan en ingles, que no entienden y muchos de ellos ofensivos a la dignidad humana; sin embargo, esta permanente propaganda, estampada y confeccionada por nuestros fabricantes, atenta en la formación y desarrollo de la cultura cívica.

Muchos no entienden por que los futbolistas peruanos, fuera de nuestro país realizan esplendidos partidos, sin embargo cuando forman parte de nuestra selección, su desempeño es pobre; esto es por la formación de una conducta de escasos valores cívicos y desamor a nuestra nación. En nuestro país se ha desarrollado la cultura de la indiferencia, los padres de hoy no reclaman sobre la inconducta de sus hijos referente al amor a su patria; mas bien, alientan que todo lo extranjero es mejor, subestimando las oportunidades que brinda nuestro país y que ha quedado demostrada por el éxito de la gastronomía peruana en el mundo, siendo comparada con las mas reconocidas como la Francesa y la China.

Los peruanos con el desarrollo de una cultura cívica de amor a nuestra patria y a nuestros semejantes, podremos afrontar los retos que nos exige el futuro y salir adelante. Hay que desterrar los sentimientos de indiferencia y pobres valores cívicos y tomar atención al daño que causan las corrientes extranjerizantes.

Sintámonos orgullosos de ser peruanos y cambiará nuestro destino.

Alberto Pareja P.

Distrito Electoral y el Poder Fáctico en la Región Lima

El desarrollo de la región y del país no pasa por tener más o menos parlamentarios en el Congreso Nacional. Por tanto, el grupo de saltarines que hemos tenido en las tribunas del parlamento el pasado jueves 21 después de escuchar la chicharra de los 82 votos para conquistar cuatro curules no significa todavía ninguna victoria para los 840 mil habitantes de la región Lima.

Pruebas al canto: hasta el año 1990 teníamos en el Congreso 240 parlamentarios que nos dejaron un país en bancarrota con tres mil por ciento de inflación. Desde 1993 hasta la fecha tenemos 120 congresistas y nos llenamos de tránsfugas y mafiosos que se venden por un plato de lentejas. Ahora esperamos tener 130 congresistas, y ¿quién garantiza el desarrollo estratégico de la región y del país? ¿Esos diez parlamentarios se pondrán al servicio de los pobres o de los poderes fácticos?

Igual, ¡cuántas expectativas tuvimos con el Gobierno Regional de Lima, que hoy sucumbe en su mediocridad e ineficiencia, igual o peor que la gestión anterior!

La mayoría de los políticos de hoy son simples peones del poder fáctico que descansa en los empresarios, la Iglesia Católica, los medios de comunicación y las fuerzas policiales y militares en la provincia y región. El poder de los fácticos es superior al poder efímero que tienen nuestros alcaldes, jueces, gobernadores, parlamentarios o la propia autoridad regional. Cuando un empresario, un obispo, un general, un dueño de radio o televisión alza la voz, todos acatan en silencio el mandato del poder.

Banqueros, mineros, ejecutivos de empresas privatizadas, concesionarios de servicios públicos, los que captan la renta de los recursos naturales: son los que toman las decisiones y detentan el poder en la región y en el país. Los gerentes con cargo efímero son los políticos y funcionarios que deciden en los tres poderes de un Estado maltrecho, frente a la riqueza y el poder de los dueños del país.

Las decisiones más importantes para el desarrollo y la generación de empleo en la cuenca del Huaura y Oyón las toman los dueños de las empresas mineras Los Quenuales, Raura, Uchucchacua; el Grupo Romero; los consorcios agroquímicos que se llevan el 50% del costo de producción agropecuaria. Son los dueños del poder económico y político en la provincia y en la región. Nuestras autoridades son simples gerentes del poder fáctico.

Los empresarios están siempre cerca del poder político. Se comenta que el Presidente Alan García tiene como consejeros cercanos a empresarios de éxito como Julio Favre del Grupo Redondos, Isaac Ikeda del Grupo San Fernando y Roque Benavides de la minera Raura. El Presidente Alan García escucha con atención a estos empresarios antes que al diminuto Presidente del Gobierno Regional de Lima que no tiene poder, ni autoridad ni capacidad para alcanzar una propuesta inteligente para el desarrollo de la región.

En la región tenemos un presidente quejumbroso de falta de recursos. Y cuando le entregan millones de soles, no sabe qué hacer con ellos, porque no tiene proyectos de inversión de impacto regional. Se entretiene durante los fines de semana entregando computadoras a instituciones educativas y hace propaganda descarada en paredes y muros con esa ilusión ridícula de conquistar nuevamente el poder en el año 2010.

Por estos días, los candidatos potenciales andan tras los poderes fácticos para que financien su campaña. Los que quieren ganar en las urnas, tocan las puertas del capital. Porque saben que para ganar las elecciones se requiere de mucha plata para contentar con canastas y mendrugos a los pobres, aunque se tenga poco carisma y visión del desarrollo regional.

Los partidos políticos llamados grandes, que deberían representar a la clase política del país, sólo son sobrevivientes estropeados de sus millonarias campañas electorales, y otros en el poder viven de las frustraciones de sus derrotas por no haber logrado la promesa del cambio responsable. La mayoría de los líderes políticos sólo aspiran a blanquearse en cada periodo electoral, para seguir con los negocios y el cargo de gerentes del poder fáctico que cada día supera a los Poderes del Estado.

La restitución del Distrito Electoral, debe servir para renovar a los políticos tradicionales que se niegan a la modernización del Estado. Pero no solamente se trata que se vayan los tránsfugas y corruptos, porque la situación no cambiaría mucho. Al país no le conviene mantener ineficientes y mediocres gerentes-políticos al servicio del poder fáctico, aunque en el pasado hayan dado muestras de lealtad infinita. Si se van los gerentes actuales, no ocurre nada nuevo porque vendrán otros para que sigan defendiendo la catedral de sus intereses.

Sobre la base del discurso de la ética y términos de referencia de las personas, tampoco avanzamos mucho. La corrupción no es un efecto perverso solo del modelo, sino la instancia política imprescindible para su reproducción continua. No se trata de poner gerentes éticos al frente del saqueo, sino de cambiar de estilo de gobierno y echar a los dueños del poder que lo corrompen todo, en su afán de gobernar en la aldea global.

En esta sociedad de uñas largas y dientes afilados no es posible contar con gerentes honestos en la política. Los honestos y los limpios no tienen cabida en la actual estructura de poder. Si queremos gerenciar en forma transparente la administración pública, no es posible con esta cultura del desarrollo: se dura muy poco en el cargo. ¡Cuántos corruptos se pasean con saco y corbata en los pasillos del Poder Judicial y en las oficinas de la administración pública local y regional y no pasa nada! Ellos son intocables en el cargo porque le dan el SI a todo lo que dice el jefe y le llega la mamadera de la coima mensual a los dueños del poder regional.

La degradación en la región Lima llega a tal nivel, que aplicar políticas racionales en el sentido del interés regional parece un programa iluso. Sin embargo, la región se juega su existencia y razón de ser como propuesta de desarrollo. De allí que el problema de fondo no solo sea conquistar cuatro curules, sino realizar el profundo cambio de la estructura y su sistema de gobierno luego de dos periodos de fracasos de sus gobernantes.

El viejo sistema de la administración pública se desmorona, y cada día aparece un nuevo signo de su descomposición en cada una de las instituciones públicas de la provincia y la región. Estamos llenos de juicios y querellas por signos de corrupción en la universidad estatal y en el sector Educación; tránsfugas que legislan, decretan y juzgan.

Asuntos del Estado convertidos en negocio como los 511 millones dólares para la construcción de la autopista de la avenida Néstor Gambetta en el Callao, vía Decreto de Urgencia para saltar de garrocha los sistemas de control y fizacalización, para lo cual consideran un costo aproximado de dos millones de dólares por kilómetro pavimentado, cuando la construcción solo representa un millón de dólares para la vía interoceánica Sur o en el proyecto de la carretera de integración a Churín-Oyón-Uchucchacua-Ambo.

Mal ejemplo el del Presidente García. Las obras se doblan en el 100% cuando en otros gobiernos locales y regionales cobran solapadamente el 10% de los montos por las inversiones públicas. Mientras el Poder Ejecutivo hace su agosto con los recursos del Estado, nuestros representantes en el Congreso, encargados de la fiscalización y control, discuten bicameralidad e incremento de cupos de parlamentarios en el Congreso Nacional.

Frente a esta epidemia política, aparece cada día el rechazo de la población a la devaluada función parlamentaria, que es un reclamo obvio, para que se vayan los políticos que hacen alarde de sus conquistas personales: incluidos corruptos, tránsfugas y mecedores de la democracia y la participación ciudadana, que se evapore el personal político que utiliza el nombre de los pobres por años y décadas. Sin embargo, esto no es suficiente si la estructura económica permanece igual, porque vendrán otros políticos--gerentes para hacer lo mismo con las mismas taras y similares mañas.

En el sistema de libre mercado, triunfa el mejor producto y el mejor servicio al mejor precio. Todas las estrategias son válidas para ganar la guerra económica y política. Las armas del delito están bien surtidas en el mercado local y global: acuerdos, contratos, licitaciones, compras forzadas, especulación, absorción y desarticulación de competidores, falsos balances, manipulaciones contables y de los valores de transferencia, fraude y evasión fiscal mediante filiales bambas y sociedades pantalla.

Como si todo esto fuera poco, existen malversaciones de recursos públicos, construcciones de obras públicas deficientes, comisiones encubiertas, enriquecimiento injustificado y abuso de los bienes sociales para campañas electorales, vigilancia y espionaje, chantaje y delación, violación de las reglamentaciones en materia de derecho al trabajo y de libertad sindical, de higiene y seguridad, de aportes sociales, de polución. Todo esto lo vemos a diario y por todos lados.

Frente a esta dura realidad que corroe las estructura de la administración publica, no se trata de un combate para cambiar la pintura de la fachada, porque estas prácticas son parte de un sistema coherente, funcional a la expansión del sistema salvaje que en su afán de ganar clientes y mercados, son capaces de untar la mano a cualquier personaje con poco valor en su afán de hacerse de un lugar en la política y en los negocios con el actual sistema infestado por una corrupción más letal que el virus AH1N1.

Hoy en día, es natural que los transportistas paguen su peaje con responsabilidad puntual a la policía de carreteras. Un incentivo es normal para darle curso al expediente. De cajón la matrícula para contratar una obra. Recibir el diezmo por un proyecto de inversión. Cumplir con la cuota a para ser profesor nombrado en la Universidad Nacional de Huacho. Y a nombre de la alianza, pasarse de un partido a otro en cada periodo electoral como vulgar saltaperico. Los gerentes de la política están eufóricos, excitados, sedientos, en estos tiempos de conquista de curules a nombre de los pobres sin haberles consultado ni siquiera sus demandas y quejas sociales.
Néstor Roque Solís
Consultor y ensayista en temas de desarrollo regional